Hay momentos en los que las cosas te encuentran.
Aquella noche las palabras de esa canción me encontraron a mi y me trajeron tu calor a la memoria.
” Nadie como tú para hacerme reir.
Nadie como tú sabe tanto de mi
nadie como tú es capaz de compartir
mis penas, mi tristeza, mis ganas de vivir
tienes ese don de dar tranquilidad
de saber escuchar, de envolverme en paz.
Tienes la virtud de hacerme olvidar
el miedo que me da mirar la oscuridad.
Solamente tú lo puedes entender
y solamente tú te lo podrás creer.”
Y me arrancaron una sonrisa, suave y algo melancólica, porque te echaba de menos.
“En silencio y sin cruzar una palabra.
Solamente una mirada es suficiente para hablar (…)”
“Nadie como tú me da su proteccion,
me ayuda a caminar, me aparta del dolor.
tienes ese don de dar tranquilidad
de saber escuchar, de envolverme en paz.
Tienes la virtud de hacerme olvidar
el miedo que me da mirar la oscuridad. (…)”
“Y sin hablar. Solo al mirar sabremos llegar a entender
que jamás ni nada ni nadie en la vida nos separará.”
La canción acabó, pero yo te seguía sintiendo allí.
Y con una última sonrisa tenue, me dije que era difícil dejarse vencer por la tristeza, cuando una tiene tan buenas razones para seguir.
Cuando existen personas en mi vida, a las que les puedo dedicar esta canción.
Gracias por existir, pequeños ángeles, por cuidar de mí.
Gracias por ser luces en la oscuridad.
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